Entrevista Fabián Bertonazzi, uno de sus directores

"Juegos a la hora de la siesta", una obra que emociona también tras bambalinas

La obra de Roma Mahieu impacta ya que habla de la ambivalencia de los niños frente a un adulto con capacidades diferentes. Pero la historia de su director también inspira, porque sus afecciones no lograron mermar la pasión.

Autor/a: Celina Abud

Fuente: IntraMed

¿Son siempre los niños tan inocentes como se dice? ¿O ya se puede entrever en ellos la violencia como un aspecto primario, inherente al ser humano?  Esas parecen ser las principales preguntas de la obra Juegos a la hora de la siesta, de Roma Mahieu, que se estrena este jueves en Buenos Aires con la dirección de Fabián Bertonazzi y Gonzalo Urtizberea 

La pieza, escrita en 1976 y prohibida durante la dictadura cívico militar en 1978, tiene como personajes centrales a un grupo de chicos de entre 5 y 7 años que se juntan en la plaza después del almuerzo. Allí crean su propio universo, lejos de los mayores. Hasta que aparece Julito, un adulto con un marcado retraso madurativo. Su irrupción actúa como el punto de giro para que los niños muestren sus partes más tiernas, pero también las más oscuras. A través de sus juegos, a veces imaginarios y otras veces no, estos chicos exploran un abanico de experiencias que abarcan desde el amor y el sexo hasta la violencia, la discriminación, la lucha, la resistencia y el sufrimiento.  

Este elenco de Juegos a la hora de la siesta había tenido un estreno previo de cuatro funciones en el Teatro Popular y que ahora vuelve al Espacio Callejón, es una historia fuerte, pero también la tienen quienes están detrás de ella. Roma Mahieu, su autora, es una dramaturga y artista argentina nacida en Polonia en 1937. Pertenece a la generación de escritoras de teatro entre las que están Griselda Gambaro, Aída Bortnik, Diana Raznovich, Hebe Uhart, Beatriz Seibel y Susana Torres Molina. Desde 1978 reside en España, país donde migró a raíz la dictadura cívico-militar 

Pero no es la única. IntraMed entrevistó a Fabian Bertonazzi, quien está a cargo de la dirección y puesta junto con Gonzalo Urtizberea. Más allá de su enorme currículum (participó en diferentes ciclos como “Teatro por la identidad” y la obra Tres x 3) Bertonazzi posee una historia de vida dedicada a sus pasiones, pero también una historia clínica a la que tuvo que hacerle frente: convive con las condiciones de esclerodermia (afección poco frecuente también conocida como esclerosis sistémica y que afectan tanto a los órganos y las articulaciones) y el síndrome de Sjören (trastorno del sistema inmunológico cuyos principales síntomas son la sequedad de ojos y boca y que suele ocurrir junto con otros trastornos, como la artritis reumatoide) 

Más allá de tener movilidad reducida (está en una silla de ruedas), Bertonazzi nunca abandonó el desafío de dirigir e incluso dijo haber creado su propio método para honrar el texto que le tocó. Porque la esclerodermia puede repercutir en sus movimientos, pero no a la hora de motivar a los actores con la palabra. Y el síndrome de Sjören puede interferir en las lágrimas, pero no en la emoción.  Bertonazzi celebró el estreno e invitó a reflexionar sobre el arte y la condición humana en este diálogo con IntraMed.  

¿Qué es lo que más le atrajo de dirigir "Juegos a la hora de la siesta"? 

La obra me fue propuesta por mi amigo y co director Gonzalo Urtizberea y, desde la primera lectura, supe que estaba ante algo especial. Todos los temas que aborda—la violencia, el amor, el sexo, la amistad y la muerte—son reflejo de las tensiones que atraviesa nuestra sociedad hoy. Lo más fascinante y mágico es que estos temas, tan crudos y profundos, están expuestos a través de las voces de niños, dándoles una perspectiva única que provoca reflexión y asombro. 

La obra realiza un análisis sobre los límites de los juegos, la crueldad de los niños y sus reacciones sobre un adulto con retraso madurativo. ¿Qué reflexiones piensa que se va a llevar el público? 

La reacción del público no la supe, hasta que comenzó a llegarme por diferentes medios (en el estreno previo del Teatro Popular). Sabía que algo iba a sucederle, pero no qué. Y está bien que pase. Lo sorprendente es cómo estos temas abren un abanico de opiniones diversas, pero hay algo en lo que todos coinciden: se sienten impresionados y profundamente conmovidos. Les resulta impactante cómo los niños y el personaje de Julito invitan a reflexionar sobre la forma en que nos relacionamos con las personas con capacidades diferentes, obligando a cuestionarnos nuestras actitudes y conductas.   

Usted tiene una amplia carrera en dirección y puesta. ¿Cuándo y cómo le surgió la vocación? ¿Y qué significa para usted ser uno de los directores de esta obra de Roma Mahieu? 

Aunque mi padre, Rubén de Rosas, fue actor y director, tardé un tiempo en acercarme al teatro. Mi vocación se despertó tras escribir mi primera obra. Sentí una necesidad emocional profunda de dirigirla yo mismo, porque estaba convencido de que nadie podría contar esa historia como la tenía en mente. Ese fue el inicio de mi recorrido, y desde entonces, me animé a contar historias a través de mi propia mirada. 

Dirigir una obra de Roma Mahieu, al igual que las de otros grandes dramaturgos y dramaturgas, conlleva una enorme responsabilidad. No se puede simplemente tomar esos textos y hacer lo que uno quiera, ya que existe el riesgo de romper con la esencia de lo que el texto necesita. Se puede experimentar y probar cosas nuevas, pero siempre con el cuidado y respeto que la obra exige. 

 Sé que a la vez usted convive con dos enfermedades: la esclerodermia y el síndrome de Sjögren. ¿Cuándo tuvo los primeros síntomas y cómo es su día a día hoy?  

Los primeros síntomas fueron en dos momentos distintos porque las enfermedades se despertaron en diferentes etapas: el síndrome de Sjögren hace 20 años, y la esclerodermia hace 14 años. Hoy por hoy, las situaciones no son fáciles, pero intento estar enfocado en mi profesión, dado que ya acepté que estoy enfermo, y si me quedara esperando un milagro se me pasaría la vida sin disfrutarla. Pero fundamentalmente, todo es posible por el enorme apoyo de mi compañera, que todos los días me alienta a seguir adelante.  

¿Qué desafíos pero también satisfacciones implica dirigir una obra de este compromiso mientras convive con sus condiciones? 

El mayor desafío es poder comunicarme con los actores y actrices, y lograr que me entiendan, dado que al tener la movilidad reducida es muy complejo transmitir expresiones desde lo verbal. Tuve que "crear mi propio método" para poder comunicarme y ser claro en lo que les digo. Este método se basa en la búsqueda de las palabras justas para graficar una intención o emoción... guiar al artista en el transcurso de la situación narrándole cosas familiares en todos, para que en su imaginación pueda tener la imagen de lo que el personaje necesita. Por ejemplo digo: “Gritale, grítale tanto que cuando digas esto te empieza a pesar el cuerpo y te dejás caer por el cansancio y la frustración". Las palabras tienen que generarles imágenes alternativas para la búsqueda de momentos y así llevarlos a la acción. Y la mayor satisfacción es ver la obra terminada con los personajes "vivos". 

¿Se puede decir que el teatro "sana" tanto para quien lo ve como para quien lo realiza 

Sin ninguna duda. El teatro y cualquier otra expresión artística puede lograr que algo nos transforme. Parafraseando a Alejandro Dolina: "Los que hacemos arte lo hacemos para hacerle la vida un poco más fácil al resto". 
 
¿Qué le diría a la persona recién diagnosticada de esclerodermia? 

Primero que se tome el tiempo necesario y el trabajo de aceptar la enfermedad, desde ahí el camino va a ser mucho más fácil. Pero que nunca deje de tener un camino. 
 
¿Cuál es la fórmula para ganarle a la adversidad? 

No hay fórmula. La adversidad nos pone a prueba, y cada uno debe confiar en sus herramientas, y en sus afectos.  Todo lo que se presente para complicarnos un poco los planes no es ni más ni menos que una posibilidad de aprendizaje. Las cosas pueden salir bien o mal, pero no es una opción no enfrentarlas, más allá del resultado 

Por eso, cuando algo no están saliendo como uno espera, sugiero no bajar los brazos, tener paciencia. levantar la cabeza y mirar alrededor. Siempre habrá alguien dispuesto a dar una mano.  


Ficha artístico técnica:

Título: Juegos a la hora de la siesta

Autora: Roma Mahieu 

Dirección y Puesta: Fabián Bertonazzi - Gonzalo Urtizberea 

Actúan: Cecilia Blanco, Agustín Sosa, Emiliano Imperioso, Gerónimo Gómez Roca, Ana Paula Felice, Evelyn Herberg, Iván Domnanovich y Nicolás Espinosa. 

Asistencia y sonido Gonzalo Szmulewicz 

Gráfica y Vestuario: Claudia Pájaro 

Prensa: Adriana Schottlender 

*La obraJuegos a la hora de la siesta puede desde el 3 de octubre todos los jueves del mes, a las 20.30 en el Espacio Callejón, Humahuaca 3759.